No hay que ser ningún lumbreras para saber que Lanzarote es un planazo para unas vacaciones. En mi última visita, hace algún tiempo, uno de mis destinos fue las Salinas de Janubio. Cuando viajo por ahí, tengo la mala costumbre de visitar mercados tradicionales y pequeños productores artesanos locales. Dichas salinas están situadas al suroeste de la isla en un enclave declarado lugar de interés geológico por la Unión Europea. Se trata de una explotación familiar que, desde hace más de cien años, se dedica a la recolección artesanal de sal.
El proceso de extracción de sal comienza con el llenado de los estanques, con agua de mar. Allí se deja reposar. Día a día la acción del sol sobre el agua genera la evaporación y, poco a poco, la salmuera empieza a ganar concentración. La consecuencia es una delgada capa de flor de sal cristalizada flotando en la superficie del agua.
Al atardecer, el salinero recoge delicadamente con su pala la cristalización superficial. La recolección se dispone en unos recipientes durante un año para que el sol y el viento la sequen dando lugar a un producto puro, sin aditivos. El resultado se envasa sin tratamiento de ningún tipo.
La flor de sal de Salinas de Janubio tiene un color blanco puro. Sabor menos salado que la sal común. No se apelmaza. Es suave al paladar y se disuelve con facilidad al sazonar los distintos alimentos y carece de olor. Es un producto artesanal de producción limitada. Presentación: envases de 200g, 170g y 60g.
Salinas de Janubio
Camino de los Hervideros s/n
35570 · Yaiza – Lanzarote
T. +34 616 906 110 · WEB · MAPA