Bergara es una localidad del centro de Gipuzkoa que entre sus diversas virtudes gastronómicas tiene tres confiterías donde hacen los rellenos de muy buena factura. Huevos, harina, azúcar y aroma de limón tienen la culpa de que esté escribiendo este pequeño post para el lector.
Cuenta la leyenda que en su origen fueron un obsequio al rey Felipe IV a su paso por la localidad, por parte de unas monjas clarisas afincadas allí. Más tarde se le sirvieron rellenos a la reina Isabel II durante sus estancias en el balneario de Aretxabaleta dándose a la buena vida.
Se trata de un producto sencillo, un bizcocho de dos capas relleno de una crema de yema de huevo y bañado con un almíbar que se solidifica al cocerlo en el horno. El aspecto apetecible como se puede apreciar en la fotografía. La mezcla de la textura esponjosa junto con la crema de huevo y el punto del azúcar exterior hacen que este bizcocho quede muy fino, ligero y no sature. El sabor no empalaga.
Yo suelo comprarlos en la pastelería Larrañaga. Realmente me los trae una amiga nativa del lugar, cosa que le agradezco porque si cada vez que me apetece un relleno de Bergara tuviera que ir, no ganaría para ello.
Larrañaga fue fundada en 1840. Actualmente está regentada por la cuarta generación que mantiene el buen hacer de toda la vida.
Pastelería Larrañaga
San Pedro Kalea, 9 · 20570 · Bergara · Gipuzkoa
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